Nuestra querida Elder dejó las tijeras por un tiempo y se fue de paseo a visitar jardines botánicos por todo el mundo. Aquí nos trae un juego en el que tendremos que acertar el nombre de 100 de esos jardines.
«Quise cortar la flor más tierna del rosal,
pensando que de amor no me podía pinchar,
y mientras me pinchaba me enseñó una cosa,
que una rosa es una rosa».